Batres: El Autoritarismo Disfrazado de Pueblo, cuando una resolución no le favorece

En un nuevo capítulo que deja al descubierto el perfil autoritario y arbitrario que pretende imponer en la función pública, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia Batres, ha vuelto a mostrar su verdadero rostro: el de una funcionaria que no tolera un "no" por respuesta y que cree estar por encima de las instituciones.

La resolución del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) de denegar el registro de la marca “La ministra del Pueblo” fue una decisión técnica y legal, basada en el marco jurídico que rige a dicha institución. Sin embargo, para Batres, las leyes son meros obstáculos que debe saltar para imponer su voluntad. Al tachar la resolución de “arbitraria, injustificada y absolutamente ajena a sus facultades”, no hace más que proyectar su propia actitud: la de quien actúa por capricho y no por apego al derecho.

Esta no es la primera vez que Batres adopta una postura confrontativa y dictatorial. Insiste en querer tener la razón a toda costa, incluso cuando las instituciones creadas para ello le señalan su error. Su intento por monopolizar y mercantilizar un término tan genérico como “del Pueblo” es, en el mejor de los casos, una estrategia de marketing personalista; en el peor, una apropiación indebida de un concepto que pertenece a la sociedad, no a un individuo.

La pregunta obligada es: ¿qué clase de “ministra del Pueblo” busca enriquecer su imagen personal registrando una marca, en lugar de enriquecer la vida de los ciudadanos con hechos y resultados? Su reacción no es la de una servidora pública humilde, sino la de una figura arrogante que confunde el poder con el permiso para hacer lo que se le antoje.

Es hora de que la sociedad mexicana observe con atención y exija cuentas claras. Los funcionarios públicos están para servir, no para servirse de su cargo. La actitud de Batres es un recordatorio peligroso de los vicios del poder: la soberbia y la impunidad.

¿Y usted qué opina? No se quede callado.
¿Qué opinas de esta ministra que a fuerza quiere que le den la razón, despreciando las instituciones y las leyes? ¿Es esta la actitud que debe tener un servidor público?