¿La Señora Presidenta Cree que el Departamento del Tesoro de EE.UU. es una Tienda de "Aquí te Reparto lo Incautado"?

Mexicolandia con la 4T 

En un alucinante ejercicio de realismo mágico aplicado a la política exterior, la dirigente del País mexicano ha sugerido que Estados Unidos simplemente entregará las llaves de las bóvedas llenas de dinero incautado al Mayo Zaambada para que ella lo reparta entre "la gente más humilde".

La declaración, que parece extraída de un guion de telenovela cómica más que de un discurso de Estado, deja en evidencia una comprensión de las leyes internacionales comparable a la de un pingüino en el desierto. La idea de que la DEA, el FBI y el Departamento de Justicia de EE.UU., después de décadas de una costosísima guerra contra el narcotráfico, vayan a empaquetar con un moño los bienes incautados a un capo para "donarlos" es tan delirante que raya en lo cómico.

La realidad, que parece habitar una dimensión paralela a la de nuestra presidenta, es que las leyes estadounidenses son extremadamente claras: los activos incautados al crimen organizado se reinvierten en fondos para las agencias antidrogas, compensación a víctimas y, en algunos casos, en ayuda para fortalecer la seguridad de países aliados. No existe un capítulo en el código legal norteamericano titulado "Reparto de Dinero del Narco para Quedar Bien".

La verdadera intención detrás de este esperpento retórico es tan transparente como preocupante. Es un cálculo cínico dirigido a un sector de la población que, desde la óptica condescendiente del poder, no tiene el hábito de la lectura ni los medios para verificar hechos. Es el viejo truco del "viento fresco y la esperanza", pero con olor a billetes falsos y polvo blanco. Es una burla dirigida no solo a la inteligencia de los mexicanos, sino a la memoria de las miles de familias destrozadas por la violencia del narcoterrorismo que ella misma pretende glorificar con este disfraz de "robin hoodismo" narco.

Mientras el país sigue sumido en una crisis de violencia, la solución que se nos propone desde lo más alto es una fantasía legalmente imposible y moralmente reprobable. No es una política de Estado; es el chiste más cruel y costoso de la temporada, y el remate lo están pagando, como siempre, los mismos de siempre.